Durante toda la carrera académica de cualquier estudiante, realizar trabajos escritos es una asignación muy común. Pero la parte más difícil de estos, suele ser la introducción, pues no siempre se explica con claridad en qué consisten. Y es por ello que a continuación te explicamos exactamente cómo redactar una introducción.

¿Qué es una introducción?
Lo principal para aprender a hacer correctamente la introducción de un trabajo escrito, es entender exactamente qué es. Y en términos sencillos, se puede decir que es la entrada al resto del texto.
La función de la introducción es, básicamente, desarrollar los temas que se tratarán en el ensayo, monografía, tesis o cualquier otro trabajo escrito.
Su importancia
El objetivo principal de la introducción es preparar al lector y crear interés para que este continue leyendo el resto del texto. Para ello, dentro de la introducción se debe indicar al lector cuál es el objetivo del trabajo escrito y qué es lo que se desarrollará en él.
Por lo tanto, si hay problemas de redacción o falta alguna parte o explicación, esta no cumplirá con su función y solo será una pieza de texto de relleno.

¿Qué debe contener la introducción?
Aunque hay muchas formas de redactar una introducción y no hay formatos o longitudes específicas, estas deben contar con ciertas partes para que cumplan correctamente su trabajo:
- Presentar el problema – Los trabajos escritos académicos suelen realizarse con la idea de solucionar un problema o buscar una respuesta. En este sentido, se debe explicar cuál es el problema o situación a atacar durante la investigación.
- Por qué – Se debe plasmar una justificación para el trabajo escrito que continua a la introducción. Para ello se exponen los temas a tratar y se busca exponer el enfoque del escritor en el tema.
- Hacia quién se dirige – Se debe señalar hacia quién se dirige el trabajo escrito, ya sea un cuerpo profesional o académico, y presentar cuáles fueron las metodologías e instrumentaciones usadas para la investigación.

Consejos para una buena introducción
- Citar textualmente las fuentes – Algo que puede ayudar a dar vida a la introducción, especialmente en la parte de justificación, es el uso de citas textuales de los autores de las fuentes usadas en la investigación.
- Usar anécdotas – Para ilustrar de forma efectiva, se puede hacer uso de relatos anecdóticos relevantes que ilustren la situación.
- Cuidar la longitud – La longitud de la introducción debe ser proporcional a la del trabajo escrito. Si es una monografía o tesis de varias páginas, la introducción suele llevar alrededor de página y media. De lo contrario, menos de una página será suficiente.
- No hablar de forma explícita – No se debe decir explícitamente lo que se explica en la introducción. Todo debe escribirse de forma fluida, pareciendo un pequeño monólogo hacia el lector.
- Redactar al final – Una regla básica es que la introducción se realiza al final de todo. Solo de esta manera se tendrá toda la información necesaria para explicar correctamente el trabajo que se realizó.
A la hora de hacer la redacción, es importante recordar cuidar aspectos como el formato y el tipo de lenguaje, para que haya consistencia con el resto del ensayo. Así pues, esperamos que con esto aprenda cómo redactar una introducción.
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